Tener coche en la Ciudad de México es para algunos una necesidad, para muchos un lujo y con frecuencia, un problema para todos. No sólo las largas horas de tráfico pueden volver loco a cualquiera, estacionarse en las colonias más céntricas puede ser una verdadera pesadilla.
El problema del estacionamiento es uno que ha resonado de forma importante en los últimos años a raíz del uso de parquímetros en colonias como Polanco, la Roma y La Condesa.
Los parquímetros obligan a los automovilistas que se estacionan en la calle a pagar una cuota de $8.00 por hora que se ocupe el lugar desde las 8:00 hasta las 20:00 horas, y en algunos casos hasta la 1:00 am.
El dinero que se obtiene de los parquímetros se utiliza para le rehabilitación de espacio público en las mismas colonias en las que se obtiene, ya son visibles en muchos lugares de la ciudad, por ejemplo la calle de Oaxaca y la glorieta de Cibeles en La Roma fueron intervenidos con recursos que se obtuvieron con este modelo.
Una ventaja que frecuentemente se menciona del uso de parquímetros es que desalienta los viajes en automóvil a las zonas donde se tiene que pagar, la gente prefiere llegar en taxi o transporte público ayudando también a reducir la carga vehicular.
También se promueve como efecto positivo una mayor disponibilidad de espacios para estacionarse, si menos gente llega en coche es más probable que queden lugares disponibles.
Las ventajas sin embargo no lograron convencer a todos los vecinos y algunas zonas de la Condesa permanecen sin parquímetros, lo mismo que en Coyoacán y San Pedro de Los Pinos donde los vecinos se organizaron para impedir su implementación.
Uno de los problemas es que no todos los edificios de departamentos cuentan con espacios de estacionamiento para sus habitantes obligándolos a estacionarse en la calle, para esto es posible obtener un permiso de estacionamiento pero sólo se puede hacer para un coche en cada propiedad.
La implementación ha presentado defectos, es común que se coloquen arañas a coches que se encuentran esperando o incluso en el tiempo que se toman para depositar las monedas en las maquinas.
Estos problemas se derivan de un modelo en el que la empresa administradora del sistema exige un mínimo de multas por cada empleado incentivando malas prácticas. Obviamente esto molesta a muchos usuarios.
En el caso de los parquímetros, como en todo, se puede mejorar bastante. Sus efectos positivos pueden ser severamente opacados si la implementación no se hace de forma cuidadosa.