Llegó el momento y te cambiaste de casa. Tal vez dejaste de
vivir con tus papás, puede ser que vayas a estudiar o a trabajar en una ciudad
nueva, tal vez te casaste, o quizá simplemente ya no podías con el tráfico.
Pero el nuevo lugar que encontraste, aunque está padrísimo, es más chico que
donde vivías antes. ¿Qué hacer?
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Si hay poco espacio, ten poco. Si tienes poco espacio, este puede
ser un muy buen momento para tener menos cosas. Renunciar a los apegos es bueno
según expertos para la salud emocional, pero además, si hay poco espacio, es
mejor tener poco. De esa manera, se aprovecha más la luz que se tenga en casa,
hay menos estorbos en los caminos y los espacios se ven más funcionales y
armónicos. De ser posible, llévate de tu vieja casa sólo lo que estés seguro de
que vas a usar. Si tienes que llevarte todo, piensa en la mejor manera de deshacerte
de aprovechar esas cosas que ya no usas. Una venta de garage puede ser una
excelente manera de obtener algo a cambio de lo que sabes que no necesitas, o
que simplemente no va a caber en tu nuevo espacio.
¿Esos libros viejos que ya no lees,
esos regalos que guardaste por si se ofrecía el roperazo, y esos recuerdos
viejos que estaban amontonados en la mesa de la sala? Adiós.
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En poco espacio, poco adorno. Siguiendo con la misma idea, busca
ser eficiente en la decoración y evita tener cosas que sólo tengan una función
decorativa. En cambio, mejora el gusto de las cosas que sí utilizas. Si un
espacio se ve muy vacío, no lo llenes con un cuadro si puedes llenarlo con una
mesa o un librero. Si el piso te resulta monótono, consigue un tapete bonito.
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El nombre del juego es: “luz”. No hay nada que
muestre mejor el buen aprovechamiento del espacio que un cuarto iluminado. Por
lo mismo, busca orientar los muebles de manera que no hagan demasiada sombra.
Evita que los muebles más grandes tengan colores demasiado opacos o muy
chillantes que le quiten luz al cuarto.
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Decora con texturas, no con colores. Si tienes poco espacio, “menos es
más”. Esto es especialmente cierto para todo lo que absorba iluminación o dé la
sensación de menos amplitud, como las cosas con colores contrastantes, muy
brillantes, o muy opacas. Por eso, los tonos blancos, los pasteles suaves, los
beiges, los grises, y los colores fríos en tonos desvanecidos son una excelente
opción para ser los colores dominantes de tu paleta de colores al momento de
decorar. Puedes tener hasta una o dos piezas muy brillantes por cuarto; de esa
manera, lucirán incluso más, sin quitarle toda la luz a tu espacio, y el día
que quieras darle un look más fresco
a los cuartos, bastará con que cambies las piezas muy coloridas de lugar. Las
maderas claras en los pisos mantienen la luz. Puedes usar maduras oscuras en
algunos de los muebles si te gusta el contraste, pero evita los acabados
demasiado ricos y las formas demasiado complejas.
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La mudanza es un excelente pretexto
para organizarse. Ya
tuviste que volver a ver todas tus cosas para meterlas en cajas o empacarlas,
así que también es un excelente momento para pensar si se quedan o se van, y
dónde van a ir las que se quedan. Si te anticipas al orden, tu casa va a ser un
espacio mucho más armónico y mejor aprovechado. Recuerda que el primer enemigo
del espacio es el desorden.
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Busca estilos que vayan con tus
necesidades de espacio. El biombo chino de la abuela
o los candelabros barrocos de la tía Juanita podían verse excelentes en la sala
amplia en donde estaban antes, pero en una casa con poco espacio, quizá sólo
haya lugar para una pieza así, si es pequeña y en el centro. Si no, mejor toma
ideas de los estilos de decoración que se caracterizan precisamente por
adecuarse al poco espacio.
Con estos tips, seguramente tu nuevo espacio se va a
ver relajante y acogedor sin parecer desordenado. ¡Te va a dar gusto llegar a
quitarte los zapatos en tu nueva casa! Sólo no olvides ponerlos en su lugar.